¿Cuántos capitanes requiere un barco?
Es evidente que una organización requiere jerarquías entre sus miembros para poder funcionar. Los canales de mando permiten la planeación, toma de decisiones e implementación de estrategias. Pero conforme escalamos hacia los niveles superiores incongruentemente las cosas comienzan a complicarse.
Tomemos un Consejo de Administración; todos son “altos ejecutivos”, son elegantes, tienen experiencia y son geniales. Claro, todos creen tener la razón, tener grandes ideas, y no dudamos que así sea. Pero existen varios estilos y formas para llevar a cabo algo; hay que determinar cuál de todos estos estilos y formas son los que se aplicarán.
Al establecer un gobierno corporativo se deberían asignar responsabilidades específicas y diferenciadas a cada miembro del Consejo. Con esto podemos acortar un poco la carga de comunicación en cada junta ya que cada miembro tiene una injerencia específica. Sin embargo, un problema frecuente en esta jerarquía administrativa es la toma de decisiones finales. Las juntas pueden convertirse en una batalla por estar en lo correcto; al fin que ¿a quién no le gusta estar en lo correcto? En una junta de Socios, Consejo de Administración y aledaños, esto se dispara al máximo. Los nombres y títulos conllevan una carga de ego inevitable, lo que no es necesariamente funcional y productivo.
Tomemos el ejemplo de un automóvil que tiene 5 pasajeros. Cada uno de ellos podría manejar el vehículo y llevarlo a una dirección determinada. Pero ciertamente el encargado de conducir tal vehículo es la persona que se encuentra en el asiento del conductor. ¿Qué pasa si las cinco personas tratan de tomar el volante?, no llegarían a ningún lugar, tardarían demasiado o se estrellarían en el camino.
¿Cuál es el propósito de un miembro del Consejo?, ciertamente no es realzar su importancia (si ya se es parte, está clara la relación de importancia que tiene la persona para la empresa); entre sus responsabilidades principales está el proveer datos correctos que permitan que el Presidente realice un análisis efectivo y pueda proceder a la ejecución del plan concebido. Pero alguien tiene que tomar la decisión final. Las grandes obras han sido concebidas por hombres específicos.
Podemos estimar que una gran cantidad de personas competentes trabajan en cierta empresa de tecnología en Cupertino, Ca. Pero fue un hombre que le dio la dirección y alcance con el que dicha empresa cuenta hoy en día. Si alguien no confía en el capitán del barco, tal vez debería abordar otro.
Los canales de mando permiten la planeación, toma de decisiones e implementación de estrategias.El capitán requiere de gente competente y calificada en su tripulación. Parte de ser competente y ayudar a la empresa a expandirse es saber lo que a cada quien corresponde. Si la autoimportancia de un ejecutivo o socio se antepone a las metas de la empresa entonces se pierde la funcionalidad de ese individuo en primer lugar. No se debe olvidar el propósito de estas jerarquías organizacionales. La expansión y productividad de la empresa como un todo es lo único que importa y que garantiza el éxito para todos.