Es interesante cómo a través de los años al calor de ser “creativos” e “innovar”, se van generando nuevas frases, palabras y nomenclaturas para diversas áreas de la actividad humana.
Alguien dijo que deberíamos reunirnos con personas más inteligentes y capaces que nosotros, incluso, si son nuestros subalternos.
Es evidente que una organización requiere jerarquías entre sus miembros para poder funcionar. Los canales de mando permiten la planeación, toma de decisiones e implementación de estrategias. Pero conforme escalamos hacia los niveles superiores incongruentemente las cosas comienzan a complicarse. Tomemos un Consejo de Administración; todos son “altos ejecutivos”, son elegantes, tienen experiencia y son geniales.
“Si los perros ladran es que estamos avanzando”. Al construir una empresa es inevitable encontrarse con estos ladridos; cierto antagonismo de algunas personas que desean vernos sucumbir o, en el mejor de los casos, simplemente no desean aportar nada valioso al proyecto. El problema es cuando los ladridos no vienen de los perros de la calle sino de los que se encuentran en nuestra casa.
¿A qué llamamos éxito? ¿Tener un capital considerable? ¿Contar con muchas posesiones materiales? Definitivamente el estándar de vida de un individuo puede contener lo anterior, y podría ser un indicador de ser “exitoso”. Parece un cliché el que muchas personas tienden a respetar o tratar mejor a individuos con recursos.
Hemos escuchado infinidad de veces sobre “las rutas críticas” en una empresa. Se llegan a ver grandes diagramas de flujo y esquemas de toda índole; pero a veces parece omitirse algo vital: las personas que forman parte de esas rutas. Un ejecutivo o cualquier miembro de una empresa pueden convencerse de que los tiempos para entregar un producto o servicio ya están “establecidos” o “siempre han sido así”.
Muchas veces, el ejecutivo de una empresa se ve “ocupado” y metiendo sus narices en todo. Aparentemente, a los ojos de los demás o incluso de él mismo, al ser el “jefe” debería tener la solución para los problemas de todos sus subordinados. Claro, si él está allí es porque seguramente sabe todo lo relacionado con su negocio o al menos lo suficiente para dirigirlo.