El enemigo íntimo en la empresa
“Si los perros ladran es que estamos avanzando”. Al construir una empresa es inevitable encontrarse con estos ladridos; cierto antagonismo de algunas personas que desean vernos sucumbir o, en el mejor de los casos, simplemente no desean aportar nada valioso al proyecto.
El problema es cuando los ladridos no vienen de los perros de la calle sino de los que se encuentran en nuestra casa. Los seres humanos necesitamos una meta o un juego para darle sentido a nuestra vida, por lo que podría establecerse, que si el objetivo no es ayudar, apoyar, expandir o mejorar el proyecto, probablemente todo lo que se haga será contrario a esto. Es curioso pero he observado que una de las características de estas personas es tratar de realzar o evidenciar todo el tiempo su estatus como miembro del equipo y tener la camiseta puesta. No tiene nada de malo mencionarlo de vez en cuando, pero lo único que habla de una persona son sus acciones reales; las frases poéticas de estos individuos se pierden en un mar de confusión, tensiones, mal ambiente laboral, ruido, chismes y demás situaciones indeseables.
Los enemigos que realmente pueden dañar a nuestra empresa se encuentran dentro de ella. Esto es un hecho, ahonden un poco en los libros de historia si desean mayor ilustración. Lo interesante y la razón de que estemos tratando el tema, es que los verdaderamente nocivos pueden ser confusos en su actuar, ya que no son tan obvios y no vendrán directamente a insultarte o golpearte. Pero existen algunas características fáciles de observar y que podrán ayudarte a determinar cuándo un individuo podría volverse un problema para la empresa. Aunque son varios factores, por los alcances de este escrito, me limitaré a comunicar tres muy destacables. La primera característica es su excesiva sensibilidad; a estas personas hay que tratarlas con pinzas, prácticamente hay que elaborar un cuidadoso script cuidando cada palabra que se les vaya a decir. Con estas personas solo tienes que elevar un decibel la voz y pronto tendrás llanto y drama. Hay una razón específica detrás de una sensibilidad excesiva y, aunque no desarrollaremos el tema en esta ocasión, les puedo decir que tiene que ver con estar haciendo cosas incorrectas en la empresa.
Otra característica a tomar en consideración es que estos individuos no soportan la presión. No debe malinterpretarse esto, la presión a veces es difícil de manejar, pero las personas que tienen sus metas alineadas con las de la empresa podrán soportar presión y salir adelante. Una persona que no soporta ningún grado de presión en el trabajo es una persona que no podrá lograr muchas cosas y, por ende, encontrará un nuevo juego adverso a las metas establecidas.
La tercera característica es común, pero me llama la atención que generalmente se da por sentado esta forma de actuar y se permite por mucho tiempo. Esto tiene que ver con el conflicto. Una persona que crea conflictos y chismes, es esa persona a la que frecuentemente se le cambia de puesto porque nadie la aguanta o les es difícil trabajar con ella. Por alguna razón, las juntas con estas personas se convierten en un momento para criticar todo y a todos. Ellos te dicen constantemente que tienen la camiseta puesta pero en realidad bloquean y detienen todo; de alguna manera no fluyen las cosas con estas personas, hay que enamorarlos continuamente para que puedan llevar a cabo una simple orden y esto es agotador. Cuando detectes a una persona así déjala ir.
Los enemigos que realmente pueden dañar a nuestra empresa se encuentran dentro de ella.Por fortuna, existe mucha más gente honesta, con ganas y que realmente están con la empresa. A veces parece que son difíciles de encontrar, pero las hay y una empresa se construye solo con ellas.