Es evidente que una organización requiere jerarquías entre sus miembros para poder funcionar. Los canales de mando permiten la planeación, toma de decisiones e implementación de estrategias. Pero conforme escalamos hacia los niveles superiores incongruentemente las cosas comienzan a complicarse. Tomemos un Consejo de Administración; todos son “altos ejecutivos”, son elegantes, tienen experiencia y son geniales.
Tras trabajar durante años en diferentes negocios, he observado una situación recurrente que ha causado el colapso de diferentes empresas, o que éstas no logren despuntar o expandirse. Cuando un dueño de una empresa está demasiado “consciente” sobre su estatus y quiere por supuesto, mostrar al mundo lo exitoso que es y lo excelente de su estándar de vida podría caer en un error esencial y muy común: Pensar en sus finanzas personales antes que en las finanzas del negocio.
El sector empresarial y la productividad que representa, conforman el elemento estable en la dinámica social. Las empresas requieren un producto viable y con alta demanda que les garantice una expansión y permanencia en su nicho o mercado.